Jueves
28.3.24

8 DE Enero DE 2016 | TEATRO BONITO

El teatro en juego, Javier Zain

Javier Zain es actor, director y productor. Con sus obras invita a hacer y a “ser”, a ser protagonistas del mundo en que vivimos. Los personajes, Violeta Violini y Roberto Robertini, mantienen una visión optimista y lúdica de la vida. .

-¿Cuál es el mensaje que intentaste trasmitir en la premiada obra Dale?

-Dale!, tal como el título de la obra lo sugiere, es una invitación a hacer, una palabra que da motivación, que es optimista. Esos son los pilares sobre los que hice la dramaturgia de la obra. Puse a dos personajes, Violeta Violini y Roberto Robertini, a atravesar situaciones “convencionales” o de cierta cotidianeidad con una visión optimista y lúdica de la vida. La obra intenta transmitir valores que pueden parecer obvios, pero que en los tiempos que vivimos (principalmente en 2015), no fueron fáciles de tener: el encuentro, la inclusión del otro, el positivismo, el disfrute, la libertad.
La obra nos ofrece un cuento “sin conflictos” estructurales, sino más bien, situaciones o cuadros escénicos, relacionados entre sí, pero en el que cada uno es un “desafío” para que los personajes resuelvan.
Dale! es una invitación a hacer y a “ser”, a ser protagonistas del mundo en que vivimos. Y si lo habitamos con optimismo crearemos un mundo optimista y positivo. Frente a la adversidad, creatividad, ni culpas ni enojos.
Me propuse mostrar cómo dos personajes a pesar de sus diferencias pueden encontrarse y compartir en día, o la vida entera.
En la obra se crea y recrea el mundo de los personajes, la escenografía y los elementos son abstractos, y son los personajes los que con su uso les dan sentido y valor. El público dejará de ver solo “un marco” para ver un cuadro, un libro, un equipo de música, un jardín, etc. La obra se propone estimular la imaginación del espectador, para que no sea solo un observador, sino, forme parte de la magia que allí sucede.
Una obra que hace de lo simple, poesía, del conflicto, una oportunidad para algo nuevo, y de dos alocados clowns, un encuentro que resuelve todas las diferencias.

-¿Cómo caracterizarías a Roberto Robertini? y a Violeta Violini?
-Ambos personajes son clowns, o sea, no están atados al libreto de la obra, ni siquiera a las marcas del director (que en ambos casos soy yo!) Los personajes además de “hacer la obra”, tienen la posibilidad y la libertad de estar permanentemente contactados con el público. Pueden tomar lo que en cada función ocurra para sumarlo a la historia.
Entonces, tenemos a dos personajes totalmente “vivos” en escena, que responden a todo estímulo. Cada uno de los personajes toma las “cualidades” de su intérprete, o sea, Roberto Robertini tiene todo lo que Javier Zain puede otorgarle a su alma: es alocado, histriónico, aventurero, libre, y sobre todo, tiene mucho humor. Violeta Violini tiene toda la sensibilidad de Silvina Sznajder, su calidez y amorosidad, su profundidad y fragilidad, su encendida mirada y hermosa voz.
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-¿Qué tienen en común las obras Dale y Qué hago?
-Principalmente el punto en común entre las dos obras soy yo. En ambas soy el dramaturgo, director y actor, lo cual hace que tengan “impregnada mi impronta” de principio a fin. Obras en las que se funden el teatro, el clown, el canto y las rutinas físicas musicalizadas. Son dos obras que surgieron no por encargo ni como un “trabajo” a hacer, sino, del simple y auténtico deseo de hacer teatro, de hacer dos proyectos que me hagan feliz como actor y que sienta que puede enriquecer o hacer un aporte desde lo emocional y cultural a quienes vengan a verlas.
En estas dos obras vemos a personajes que están o que logran “desprogramarse” del “deber ser cultural”, y pueden ser ellos mismos, con sus genialidades e imperfecciones, pero siendo ellos.
La búsqueda de uno mismo y el valorar lo que cada uno es son ejes que están presentes. Vivimos en un mundo en el que es muy fácil, y peligroso, alienarse. Más ahora con la tecnología, que en un uso descontrolado, en lugar de comunicarnos y enriquecernos, nos aisla y resuelve sin que nos comprometamos.
En Qué hago? es un alocado oficinista súper estresado que debe tomarse una vacaciones para descansar, y frente a la posibilidad de “hacer lo que quiera” se da cuenta que nunca se preguntó “qué quiere hacer”, ya que siempre hizo lo que le dijeron que debía hacer. A lo largo de la obra irá descubriendo y conectando con sus auténticos deseos. En Dale! son dos personajes, que atraviesan diversas situaciones, y en cada una, aprenden algo nuevo, siempre dispuestos a escuchar e incorporar al otro como fuente de crecimiento personal.
En ambas obras los actores “actúan”. O sea, es puro teatro, sin recursos venidos de otras artes. Los actores hacen sus destrezas, actúan, cantan, bailan, realizan rutinas “circenses” con objetos. Se muestra a dos actores haciendo teatro, están en acción, vivos, encendidos.
Y eso no es algo casual. Es premeditado. Que el espectador vea una obra en la que se nota el trabajo realizado, el cuidado de cada detalle, el compromiso con el material y con lo que está sucediendo en cada función.
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-¿Cómo es tu método en la enseñanza de teatro para niños?
-Dar clase de teatro para chicos es un privilegio. Poder compartir con ellos un rato al menos de juego puro es una experiencia sumamente enriquecedora y revitalizante.
Creo que lo fundamental es poder “elevarme” al nivel de ellos y poder empatizar con sus ideas y libertad, y desde allí, ser quien pueda ayudarlos otorgándoles algunas reglas que los ayudarán a comunicarse mejor, a trabajar en equipo. Es muy importante en el trabajo con chicos ayudarlos a creer en ellos, en su propia impronta, en que vayan descubriendo su “intérprete”, lo cual los hará únicos y especiales. No busco homogeneizar el trabajo, sino, ayudarlos a descubrir y desarrollar sus capacidades creativas.
Jugar en serio, ser libres en un marco con reglas.
Al tener la suerte de ser actor, dramaturgo y director, puedo entender el proceso tanto desde adentro, como desde afuera. Puedo enseñarles cómo crecer como intérpretes a la vez que los ayudo a ser claros en la construcción de ideas, de obras, de ejercicios grupales.
Como dramaturgo les escribo obras “a medida”, para cada grupo, en las que les ofrezco historias y personajes basados en la experiencia en clase, y que tienen por objetivo darles materiales que, por un lado los diviertan, y al mismo tiempo, sean un desafío para el aprendizaje.
En las clases podemos pasar de un juego alocado y libre, en el que me voy sumando a lo que va pasando, organizando el juego, al montaje de una obra con todas sus “reglas” y métodos de montaje.
Hay diferentes propuestas para diferentes edades y niveles. Desde grupos iniciales en donde prima el juego teatral, grupos de nivel avanzado en donde ya se les da a los alumnos una formación integral (preparación del actor, entrenamiento actoral y montaje de obras) y taller de montaje en el que los alumnos trabajan durante el año en el montaje de una obra original.
Intento hacer un equilibrio entre el juego libre en el que ellos pueden experimentar abiertamente y el montaje, ya sea a partir de improvisaciones o de obras que les doy, para que aprendan a organizar y trabajar sobre las reglas del teatro que hacen que una historia se entienda.
Pero lo fundamental es el vínculo con los chicos. Crear una relación que les permita estar confiados para abrirse a la experiencia, desde lo que cada uno tenga para ofrecer y a la vez, nutrirse con lo que hacen sus compañeros.

-¿Cuáles son tus próximos proyectos?
-En 2016 haré una nueva temporada de “Dale!”. Las segundas temporadas suelen ser, a mi manera de ver, las mejores. La obra se asentó, ya se nutrió de lo que el público le devolvió, y vuelve a ponerse en escena en su mejor versión.
Otros proyectos siempre hay en mente… Iremos viendo cual de ellos trasciende y se hace realidad. Uno de ellos es un unipersonal para una actriz, con el cual poder ir de gira y recorrer el país; también está el deseo de hacer junto a Silvina Sznajder una obra de repertorio musical original, para también poder salir de gira.
Y siempre que surge la oportunidad sigo haciendo “Qué hago?”, en escuelas, teatros, o espacios culturales en todo el país.

El sábado 9 de enero a las 18hs haremos una única función de verano de “Dale!” en Espacio Aguirre. Aguirre 1270.

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Javier Zain es dramaturgo, actor, director, productor y profesor de artes escénicas. El método de enseñanza es fruto de 18 años de experiencia en la docencia teatral y su trabajo en la producción teatral; y tiene por objetivo fundamental acompañar el desarrollo interpretativo, estimulando la búsqueda personal que hace a la identidad de cada intérprete.
Sus obras han sido multipremiadas y avaladas por la crítica especializada.



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